sábado, 13 de octubre de 2007

No saben lo que me pasó hoy



Recién subía al tren de la línea San Martín en la estación de San Miguel con destino a Palermo, había encontrado un buen asiento desocupado donde podía sentarme relajado y dejar mis cosas. Cometí el error de sentarme muy cerca de una puerta, pero yo no sabía que eso era un error hasta entonces. Mi segundo error fue sacar mi celular y disponerme a mandar un SMS. Fue un error porque un ladrón lo manoteó con una precisión increible, y saltó del tren que empezaba a ponerse en movimiento. Yo tardé unos segundos en darme cuenta de que me habian robado. Pero cuando lo hice, no pensé en nada mas y me tiré del tren para perseguir al malviviente.
Caí al suelo, me levanté y corrí. Lo alcancé, le hice un tackle alto y lo tiré al piso. Caimos en un charco que se había formado tras la intensa lluvia, el cayó primero. Lo siguiente que recuerdo es que estabamos los dos en el piso y yo lo tenía al ladrón entre mis piernas, como haciendolé una doble Nelson. Lo putié. El empezó a decir: allá lo tenés, allá lo tenés, allá lo tenés!!!!, como suplicando que lo soltara.
En ese momento lo dejé ir, lo solté, le creí. Pero despues empecé a pensar que tal vez me había mentido, que me había dicho eso sólo para quedar libre.
De todos modos me dirigí a las vías a buscar el aparato. Había estado lloviendo, ya eran como las ocho y algo, era de noche, no podía verlo. El celular es mayoritariamente negro. Ya me estaba decepcionando. Lo perdí, pensé. Despues volví a pensar y me acerqué a una pareja joven que estaba dispuesta a ayudarme. Les expliqué lo que pasó y le pedí a uno de ellos que llamara a mi número. Así lo hizo, y el celular empezó a sonar. Uno de ellos lo encontró para mi. Les agradecí. Ya había resuelto un problema. El que me pareció importante en ese momento. Pero todavia quedaba otro, tal vez mas importante.
Mi valijita azul donde tenía las llaves de casa. Al saltar del tren tras el malhechor, no tuve tiempo de llevarla conmigo, quedó en el tren. Volví a pensar que había perdido algo y que no había nada que hacer. Pero por suerte se me prendió la lamparita.
Fui hacia la estación que estaba como a unos 50 metros. Yo sabía que en las estaciones siempre hay unos tipos vestidos de verde, creo que son de gendarmeria. Me dirijí a un grupo de tres de ellos. Les expliqúe lo que había pasado y se comunicaron por CELULAR con uno de los guardias a bordo del tren. Rápidamente me contestaron que el guardia la tenía y que yo tenía que pasar a retirarla en Retiro (valga la redundancia). Recuperé todo, hasta mis DOS paraguas, pero esa es otra historia.
Terminé con la ropa sucia, no rota. Sólo me golpeé un poco la mano izquierda (ya no podré tocar la citara nunca más).
Despues sentí un poco de pena por esté hombre que sintío que tenía que hacer eso para vivir. No era un adolescente, ni siquiera tenia 25 o 30 años. Más bien andaba por los cuarenta. No me golpeó, en un momento me amenazó con una piedra que no tenía.
A mi me cambió la visión del mundo. Ahora para mi, son todos posibles ladrones, arrebatadores.
A mi que nunca me había pasado nada.
¿Está bien lo que hice? No lo sé. Sé que hice cierta justicia. Sé que recuperé lo que es mío, que encima todavia estoy pagando en cómodas cuotas. Sé que voy a tomar más recaudos. Hasta tal vez deje de trabajar en San Miguel.
Algunos me dijeron que estoy loco, que tengo un DIOS aparte.¨Mirá si tenía un arma, mirá si tenía un cómplice¨. Sólo sé que en ciertos momentos puede aflorar a la superficie un otro yo que está normalmente escondido y que es capaz de hacer cosas que las personas normales no se animan a hacer.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La famosa telaraña mundial




Cuando veo la parte trasera de mi computadora entiendo eso de la telaraña mundial, la worldwide web, la autopista de la información, etc. Sólo vean este embrollo.